
Presidente Philémon Yang:
Le escribo para exigir respetuosamente la suspensión inmediata de Israel de las Naciones Unidas, tal como se suspendió en su día a la Sudáfrica del apartheid.
Israel está librando una guerra no sólo contra el pueblo palestino, sino también contra la ONU, que surgió para proteger los derechos humanos y el derecho internacional, y cuya Asamblea General usted preside actualmente.
La conducta de Israel hacia la ONU en el último año ha sido despectiva de una manera sin precedentes. Como parte de su genocidio en curso contra 2,3 millones de palestinos en la Franja de Gaza ocupada y asediada ilegalmente, Israel ha asesinado al menos a 228 miembros del personal de la ONU en Gaza. Israel está en proceso de designar a la UNRWA como una organización “terrorista”. Israel ha atacado a las fuerzas de paz de la ONU en el sur del Líbano una docena de veces, utilizando fósforo blanco en algunos ataques, como se reveló recientemente. El embajador saliente de Israel incluso ha destruido una copia de la Carta de la ONU desde el podio de la Asamblea General de la ONU, pidiendo que la sede de la ONU sea “borrada de la faz de la Tierra”.
El Israel del apartheid no cumple las condiciones básicas para ser miembro de la ONU: es todo menos un estado amante de la paz y no acepta ni cumple sus obligaciones bajo la Carta de la ONU y el derecho internacional. Es una gran amenaza para la paz y la seguridad mundiales. Más allá de su genocidio transmitido en vivo en Gaza y sus escandalosos ataques a la ONU, Israel está perpetrando masacres en el Líbano y aumentando la agresión contra otros estados de la región. Además, el compromiso con el derecho al retorno de los refugiados palestinos fue una condición necesaria para la admisión de Israel en las Naciones Unidas en primer lugar. Desde entonces hasta hoy, Israel ha seguido intensificando su política de limpieza étnica.
Hace un mes, la Asamblea General de la ONU adoptó por una abrumadora mayoría una resolución que promulga la Opinión Consultiva de julio de 2024 de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la ocupación ilegal y el apartheid de Israel contra los palestinos. Por primera vez en 42 años, la Asamblea General de la ONU pidió la imposición de sanciones a Israel. Esto evoca el precedente histórico de hace exactamente 50 años, cuando la Asamblea General de la ONU suspendió la aplicación del apartheid en Sudáfrica.
Por todo esto y mucho más, la membresía de Israel en la ONU debe ser suspendida, como mínimo, y debe enfrentar sanciones graves para obligarlo a cumplir con el derecho internacional.
Presidente Yang, dé el primer paso en esta dirección iniciando el proceso de suspensión de Israel de la Asamblea General de la ONU. No hay justificación para permitir que un estado miembro borre los principios mismos sobre los que se fundó este organismo.
Atentamente,
Presidenta
Sociedad Argentina de Bioética y Derechos Humanos